ALZHEIMER - 12 FACTORES DE RIESGO
22 - Septiembre - 2022

ALZHEIMER - 12 FACTORES DE RIESGO

Modificar 12 factores de riesgo a lo largo de la vida podría retrasar o prevenir el 40% de los casos de demencia, según un informe actualizado de la Comisión Lancet sobre la prevención, intervención y cuidado de la demencia, presentado en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer.

EL ALZHEIMER EN PERSONAS MAYORES

La demencia afecta a unos 50 millones de personas en todo el mundo, una cifra que se espera que se triplique con creces para 2050, sobre todo en los países de ingresos bajos y medios, donde viven aproximadamente dos tercios de las personas con demencia, según el informe. Las mujeres también tienen más probabilidades de desarrollar demencia que los hombres.

Sin embargo, en ciertos países, como Estados Unidos, Inglaterra y Francia, la proporción de personas mayores con demencia ha disminuido, probablemente en parte debido a los cambios en el estilo de vida, lo que demuestra la posibilidad de reducir la demencia a través de medidas preventivas, dice Schneider.

El informe también aboga por una atención holística, individualizada y basada en la evidencia para los pacientes con demencia, que normalmente tienen más hospitalizaciones por condiciones que son potencialmente manejables en casa y que tienen un mayor riesgo de padecer COVID-19. Además, se recomienda que se ofrezcan intervenciones a los familiares que cuidan de los pacientes y que corren el riesgo de sufrir depresión y ansiedad.

12 FACTORES DE RIESGO MODIFICABLES

Se trata de 12 factores de riesgo, se relacionan con peores resultados de salud y que si son modificados pueden prevenir el desarrollo de esta enfermedad o retardar su desarrollo. Éstos son:

NIVEL EDUCATIVO.

El tiempo de escolarización es el indicador habitualmente utilizado, además del tipo de formación académica. En general, la estimulación cognitiva en edad infantojuvenil tiene un impacto mayor en la prevención de demencia que en otras franjas de edad. No se refiere en este caso al valor de la estimulación cognitiva como tratamiento de deterioro cognitivo y/o demencia. Tampoco a que no resulte de utilidad ni recomendable como prevención de demencia en otras franjas de edad, sino que señala lo relevante de lo adquirido en las primeras etapas de la vida.

AUDICIÓN.

La pérdida de audición en edad adulta a partir de 25 dB y no corregida se ha relacionado con demencia. Las hipótesis son varias, al tratarse de hipoacusia en la edad adulta y ser una situación que se relaciona más intuitivamente con demencia en personas mayores, pero la relación está presente.

TRAUMATISMOS CRANEOENCEFÁLICOS.

Son relevantes tanto en número como en intensidad, también se tiene en cuenta la severidad del daño en la masa cerebral. Las medidas poblacionales de implementación de uso de casco, por ejemplo, tienen resultados a nivel de prevención individual de secuelas.

HIPERTENSIÓN ARTERIAL.

El control de cifras de Tensión Arterial (TA) es relevante como elemento preventivo de demencia en cualquier franja de edad, pero mayor en edad adulta. Se hace especial hincapié en la TA sistólica por encima de 140 mmHg en edad adulta. La estrategia farmacológica utilizada no es tan importante como el control resultante de las cifras de TA.

ACTIVIDAD FÍSICA.

La actividad física ideal es compleja en cuanto a establecer recomendaciones individuales. Hay que considerar preferencias y limitaciones inherentes a diferentes franjas de edad, generación, cultura y clase social. Los beneficios del ejercicio físico son globales en términos de salud, sin embargo y paradójicamente a veces determinados tipos de ejercicios (sobre todo aquellos más isométricos y que se realizan en el domicilio) no obtienen los resultados esperados en cuanto a medidas concretas de salud.

DIABETES.

Los resultados son contradictorios en cuanto a si un mejor control glucémico o un fármaco concreto tiene más evidencia en cuanto a reducir la prevalencia de demencia. Lo que sí está más claro es el papel de la diabetes como factor de riesgo de deterioro cognitivo.

ALCOHOL.

La cantidad y el tiempo de consumo de alcohol se relacionan, no solamente con algunas demencias de inicio precoz, sino con cualquier tipo de demencia.

OBESIDAD.

La presencia de obesidad en la edad adulta se ha relacionado con demencia. También la pérdida de peso como factor protector respecto a aquellos que se mantienen obesos.

TABAQUISMO.

Al igual que en la obesidad, un cese en el consumo activo de tabaco, en cualquier edad, también tiene beneficios sobre el riesgo de padecer demencia.

DEPRESIÓN

Depresión y demencia se imbrican de modo que incluso su diagnóstico diferencial o presencia comórbida es compleja de discriminar. Aquel episodio depresivo sin tratamiento es el que parece se relaciona con aparición de demencia.

SOCIALIZACIÓN.

Un bajo número o la ausencia de contactos sociales y el aislamiento (más subjetivo), más allá de que puedan resultar un pródromos de deterioro cognitivo, son un factor de riesgo de demencia.

CONTAMINACIÓN MEDIOAMBIENTAL

Las medidas fundamentales se refieren a la concentración de dióxido nitroso y partículas relacionadas con los escapes de tráfico. Una mayor concentración de ambas se ha relacionado con un mayor riesgo de demencia. Como curiosidad señalamos que cuando se presentan poblaciones de nonagenarios suelen asentarse en un entorno rural.

Aún con mucha información al respecto de la prevención de la demencia y de la demencia en general, también hay lagunas importantes de desconocimiento. La impresión es que queda mucho por hacer en este terreno, pero también queda mucho en cuanto a poner en marcha todo lo que sabemos que funciona. También evitar y señalar aquello que ha demostrado que no funciona o al menos que no ha mostrado efecto beneficioso alguno, salvo para el fabricante del producto.

    Compartir: